El cese fulminante de Marlaska no puede esperar más
En septiembre de 2022 escribí una columna titulada Marlaska, el jurista ministro sin ley, en la que exigía la dimisión de Fernando Grande-Marlaska por una cuestión de higiene democrática. Hoy, con la confirmación por parte del Tribunal Supremo de que España actuó de manera ilegal cuando en agosto de 2021 devolvió ilegalmente a los menores marroquíes que habían cruzado la frontera con Ceuta, podría remitir a aquel artículo sin más, esperando que el clamor popular y la responsabilidad de Pedro Sánchez cesaran a este indigno ministro del Interior.
Quizás se reproduzcan a lo largo del día muchos Marlaska dimisión, pero por muy alto que sea el número de repeticiones, por mucho que el eco sea ensordecedor, poco me parecerá. Todo el mundo, tanto personas que se consideren de derecha como de izquierda, han de exigir el cese inmediato de la persona que más tiempo ha pasado al frente de Interior. Su desempeño en este ministerio ha estado marcado por la vulneración de los Derechos Humanos (DDHH) en nuestras fronteras, negando una y otra vez una realidad absolutamente incontestable.
El fallo del Tribunal Supremo no hace más que ratificar lo que todas las ONG que trabajan en el terreno habían denunciado ya: los retornos a Marruecos de menores no acompañados fueron ilegales. Durante aquellos días, las crónicas que enviaba mi compañero Jairo Vargas desde Ceuta eran sobrecogedoras, recogiendo testimonios de la misma directora del Área de Menores de Ceuta, Antonia Palomo, advirtiendo a la Fiscalía de Menores de que "a la vista de que el procedimiento no es acorde a la legislación nacional, europea e internacional, lo pongo en su conocimiento a los efectos oportunos".
Mientras todo esto sucedía, Marlaska se borró del mapa y no sería hasta tiempo después cuando tuvo la desfachatez de asegurar que “no hubo ninguna devolución ilegal, todas las personas que regresaron lo hicieron conforme a la ley”. Hoy la Justicia le quita la razón. No es la primera vez que sucede, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) también ratificó en julio de 2022 que España vulneró los derechos fundamentales de los menores repatriados a Marruecos en agosto de 2021.
Como titular de Interior, Marlaska no sólo es responsable de este delito, sino además de haberlo negado, de habernos mentido, de haber querido meter bajo la alfombra lo que era imposible esconder para sofocar la crisis provocada por Marruecos en uno de sus innumerables chantajes instrumentalizando para ello vidas humanas.
La carnicería vivida en la frontera con Melilla un año después de los hechos de Ceuta y, de nuevo, las sucesivas mentiras del titular de Interior hacen absolutamente insostenible su permanencia en el cargo. A pesar de ello, Pedro Sánchez decidió mantenerlo al frente del ministerio cuando conformó el nuevo gobierno, defraudando a propios y extraños. Marlaska comparece hoy en la Comisión de Justicia del Congreso y debería aprovechar la ocasión para presentar su dimisión por haber pisoteado de manera reiterada la Ley de Extranjería. No lo hará y, por tanto, debería ser Sánchez quien lo cesara fulminantemente. Vulnerar reiteradamente los derechos humanos y tratar de ocultarlo es incompatible con el cargo y con nuestra misma democracia, al menos, con la democracia que dice pretender este gobierno progresista.
Desde el PP ya han pedido la destitución de Marlaska, aunque los de Feijóo no están precisamente para dar lecciones de humanidad, pues fue con su gobierno cuando se privó de Sanidad a las personas migrantes y se instauró el procedimiento de las devoluciones en caliente bajo la batuta del infame Jorge Fernández Díaz, que comparte con Marlaska muchas más cosas de las que éste último admite.
Desde Podemos también han reclamado a Sánchez que no mire para otro lado. Cuando los hechos sucedieron, Unidas Podemos formaba parte del gobierno y alzó la voz, pero afirmó que su margen de maniobra como parte minoritaria de la coalición era escaso; idéntica situación que vive ahora Sumar. Por este motivo, todos los socios de investidura de Sánchez deberían juntar sus voces y presión a las del resto para cesar a Marlaska… aunque también les advierto, esta devolución en caliente del ministro a la judicatura, habiendo asistido a su catadura moral, me espanta.
(Artículo en Público)
Sin comentarios