EEUU y la UE convierten la política internacional en un lodazal
El asesinato de ocho personas en un ataque de Israel a la embajada de Irán en Damasco fue lo que desencadenó la crisis entre ambos países. La respuesta de Teherán fue absolutamente telegrafiada, avisada de antemano y, pese al volumen de proyectiles y drones lanzados, tan sencilla de detener para una Israel advertida que no provocó un solo muerto. En esencia, no fue un ataque, sino más bien una advertencia de cuán lejos está dispuesto a llegar si su soberanía vuelve a ser violentada como hizo Tel Aviv al bombardear su embajada en Damasco.
A pesar de estas circunstancias, EEUU y la UE sancionan al agredido, a Irán, y permiten que Israel continúe su matanza en Gaza. Se mire desde cualquier óptica, el planteamiento es insostenible. El doble rasero que tienen tanto Washington como Bruselas hacen de la política internacional un lodazal pestilente en el que la vida vale tanto como dicten los intereses geopolíticos.
Por mucho menos de lo que ha cometido Israel, Rusia ya ha sufrido trece paquetes de sanciones de la UE, hasta hora sin que hayan tenido los efectos deseados, todo sea dicho. La imposición de esas sanciones está en el buen camino para tratar de entorpecer la invasión rusa en Ucrania. No se entiende en modo alguno que hasta la fecha, con la mayor matanza de civiles cometida, el gobierno de Netanyahu no haya recibido más que alguna pequeña reprimenda mientras, eso sí, sigue recibiendo armamento.
El resultado de esa tibieza es que Netanyahu se crece, se permite el lujo de atacar y asesinar en suelo iraní para después victimizarse y enfundarse una legitimidad impostada para seguir masacrando a la población gazatí. No sólo eso, sino que podría emprender acciones más duras contra Irán haciendo que toda la región corra riesgo de colapso. EEUU y la UE se abstraen de su responsabilidad en este genocidio, pero son cómplices de primer orden. Su cobardía plantando cara a Israel es munición para Netanyahu.
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