La hostelería más insolidaria antepone su bolsillo a las lluvias
Definitivamente, esta ha sido una de las mejores Semanas Santas en muchos años en Andalucía. La región está en situación de emergencia por sequía y la borrasca Nelson ha mitigado esta dramática situación. En provincias como Málaga, donde más de la mitad de las procesiones previstas no pudieron salir (imagen superior, creada con DALL·E 3), los pantanos han ganado casi 40 hectómetros cúbicos el pasado mes de marzo, lo que equivale al consumo de cuatro meses en toda la provincia. A pesar de ello, la hostelería sigue cegada por el cortoplacismo y, en lugar de felicitarse por las precipitaciones, lloran por haber ganado menos -que no es lo mismo que perder, ojo-.
A pesar de la inconsciencia de nuestros gobernantes provinciales, que continúan acudiendo a ferias internacionales de turismo asegurando que este verano no tendremos problemas de agua, lo cierto es que Málaga se seca. Contra la propaganda barata de esos políticos basta enfrentar el hecho de que el puerto de Málaga ya esté de obras para recibir barcos con agua potable en verano o que la Junta de Andalucía haya abandonado a su suerte a sectores enteros, como son los dedicados a la jardinería, viveros...
Sólo en la última Semana Santa, las lluvias han dejado 23 hectómetros cúbicos en Málaga que saben a gloria. Uno puede entender el pesar de cofrades y capillitas amantes de los tronos -como se llaman a los pasos en Málaga-, pero no que se antepongan estos festejos al bienestar de la población en particular y de la provincia y su ecosistema en general. A pesar de que 23 de las 45 procesiones previstas no salieron a la calle, quienes habitamos Málaga tenemos que felicitarnos; sin embargo, no es así y la prensa local más conservadora, no ayuda, anteponiendo el pesar cofrade a la alegría por las precipitaciones.
La Federación de Empresarios de Hostelería de Andalucía se las prometía muy felices, avanzando el Viernes de Dolores que esta Semana Santa sería de récord. Sin embargo, no han llenado tanto sus arcas; según apuntan, un 15% menos que en el mismo periodo del año anterior, lo que sin embargo es una espléndida facturación toda vez que en 2023 la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (AEHCOS) ya afirmó haber tenido "la mejor" Semana Santa en ocupación y facturación.
Así las cosas, es irritante comprobar una vez más estas ansias desmedidas de enriquecimiento a costa de lo que sea, incluido el bienestar general de la provincia. El hecho de que ninguno de los testimonios recogidos a hosteleros haya incluido una alegría por las lluvias no sólo muestra la cara más insolidaria de cierto empresariado, sino también su mente cortoplacista incapaz de ver que estas precipitaciones ayudarán a que registren una temporada alta mejor.
Quizás, esta poca sensatez empresarial se deba también a que en algunos sectores, como sucede con los hoteles, se disfrute de una trato de favor por parte de la Junta de Andalucía, que mientras corta el agua hasta un tercio del día en diversos municipios permite el llenado de las piscinas hoteleras. En este mismo contexto, los medios de comunicación cumplen -o debieran cumplir- una labor pedagógica, sensibilizando con la necesidad de lluvias por encima del fervor procesional, pero no siempre es así.
Y si eso no les basta, sin acritud y desde el más profundo ateísmo, que piensen que su dios nos les envía sacrificios que no puedan soportar y, si lo hace, sus motivaciones tendrán. Merece la pena que hagan esa reflexión y actúen en consecuencia.
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