La juventud andaluza se rebela
El futuro de Andalucía no puede más. Sus jóvenes han dicho basta al actual modelo económico de la región que llena las arcas de unos pocos mientras ellas y ellos son expulsados de sus localidades si pretenden emanciparse. Como sucediera hace unas semanas en Canarias, el bullir de movilizaciones ciudadanas contra la turistificación se extiende por Andalucía, con una participación de la juventud que ve cortado su desarrollo personal y profesional por no tener derecho a una vivienda digna.
Una de las cuentas de X (antigua Twitter) que promueve la Empresa Pública para la Gestión del Turismo y del Deporte de Andalucía (EPGTDA) es @viveandalucia. No es casual que no sea @viveENandalucia, sencillamente, porque eso cada vez resulta más complicado. El consejero de Turismo, Arturo Bernal, quiso sacar pecho esta semana del turismo en Andalucía, pero olvidó leer la letra pequeña del estudio que presentó la EPGTDA.
Bernal se esforzó por atajar el malestar generalizado por el impacto negativo que está teniendo el turismo de masas en la región, centrándose en la riqueza y el empleo que trae consigo. Olvidó –o quiso olvidar- que esa riqueza solo llega a unos pocos y que la precariedad es la tónica general de ese empleo, muchas veces con pagos en B y sin cotizar a la seguridad social.
El consejero también obvió en su comparecencia que los menores de 30 años no aplauden su modelo. Quienes más buscan labrarse un futuro y, con ello, contribuir al bienestar y sostenibilidad de la Comunidad, ven cómo el turismo masificado que tanto gusta a Bernal les corta el paso. La subida del coste de la vida que trae este modelo en las ciudades y la imposibilidad de acceder a una vivienda digna por un precio razonable lastra dramáticamente la vida de los más jóvenes. De nada sirven los parches que se han ido proponiendo desde el Gobierno central, pues en Andalucía no se aplica la Ley de la Vivienda y ni siquiera se ha abonado el Bono de Alquiler Joven correspondiente a 2022.
Estas no son las únicas problemáticas derivadas del turismo insostenible que promueve el Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla y que señala la juventud; también aparecen otros problemas como la generación de basura y los residuos que dejan tras de sí quienes están de paso por la ciudad. Sin embargo, en las valoraciones de Bernal, ni rastro de estas consideraciones que debieran encender las luces de alarma.
Los y las jóvenes sienten esa asfixia de, no sólo no poder residir, sino ni siquiera moverse por su propia ciudad. El modelo de Moreno Bonilla es cortoplacista y profundamente discriminatorio, hasta el punto de que prima el consumo del agua para los turistas por encima de la población que aún queda en los núcleos que más visitantes acogen. Durante la presentación del estudio, Bernal se mostró como un negacionista de la gentrificación que la Junta está propiciando, banalizándola con el mantra de “esto ha pasado toda la vida”… Pero no es cierto. La cantidad de tiendas de barrio reconvertidas en pisos turísticos a pie de calle va en aumento; quienes sirven a los turistas han de irse a vivir a otros municipios, cada vez más parecidos a gulags de empleados explotados; y se acusa la carencia de trabajadores esenciales como el personal sanitario o docente porque su sueldo no les da para vivir.
El estudio de EPGTDA se ha vuelto en contra de la Consejería de Turismo, evidenciando que los y las jóvenes se mueven, se rebelan, dicen basta. Han puesto pie en pared y en ciudades como Málaga, una de las más afectadas de toda España por la turistificación, ya se preparan movilizaciones en plena temporada alta. El Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Málaga ha convocado manifestación el próximo 29 de junio. “Esta convocatoria es amplia y es transversal, porque no podemos pensar la turistificación y la precarización del trabajo desligadas de los circuitos capitalistas, coloniales y patriarcales que nos aíslan y someten”, reza el manifiesto.
Mientras la mayor parte de la población reclama ciudades para vivir y no para sobrevivir, nuestros gobernantes siguen instalados en la explotación de la gallina de los huevos de oro, sin ni siquiera atreverse a explorar vías como la tasa turística, ajenos a las advertencias que la propia naturaleza ya les ha dado, como sucede con la sequía y el consumo desaforado de agua que trae consigo este turismo incontrolado. Quienes se lucran realmente devorando a las ciudades y sus habitantes, como la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía (AVVA-Pro), se escudan en que un 42% de la demanda sólo busca viviendas turísticas para viajar… y claro, hay que contentarla aunque ello implique acabar con los barrios y expulsar a sus habitantes.
Durante demasiado tiempo se ha ignorado a los más jóvenes, pero ahora reclaman su lugar, quieren ejercer su rol. Quienes acuden a movilizaciones por la Educación o la Sanidad públicas lo ven, al igual que en cualquiera de las manifestaciones por la igualdad. En plena oleada por las protestas universitarias contra el genocidio de Israel en Gaza, no debería pasarse por alto que las elecciones europeas asoman por la vuelta de la esquina. El asalto de Bruselas por partidos transformadores, no sólo que aíslen a la extrema derecha, sino que también resten poder a quienes nos han conducido a este modelo depredador está en gran medida en la mano de la juventud.
El abandono de la juventud en Andalucía todavía ha sido más acusado que en el resto de España. Es un mal histórico que se ha evidenciado con más de 10 puntos porcentuales por encima de la media nacional en paro juvenil, en parte consecuencia de situarse a la cabeza de los rankings de fracaso escolar y pobreza infantil. Es hora de movilizarse y traducir esa indignación en votos. Se ha convertido en una cuestión de supervivencia.
(Artículo en Público)
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