Etiquetas nutricionales para las redes sociales
Estamos acostumbrados que las plataformas digitales de cine y música o las de comercio electrónico nos hagan recomendaciones en base a nuestros hábitos de compra y la cantidad de información personal que accedemos a entregar gratuitamente a cambio del servicio. Los mismo sucede con el contenido de las redes sociales pero, ¿sabemos qué tipo de contenido se muestra u oculta y por qué? La transparencia de cara al usuario o la usuaria continúa siendo una de las grandes sombras de esta era digital, con lacras amenazando como la desinformación.
El concepto más técnico de esta operación es lo que se conoce como amplificación, es decir, la exposición adicional a contenido, ya sea audiovisual o de bienes y servicios para su compra, que realizan los sistemas de recomendación. Dicho de otro modo, utilizar las redes sociales para aumentar el alcance y la visibilidad de un mensaje o contenido. Claro está, bajó el capó de esta fórmula se encuentran los algoritmos, además de lo que se esté dispuesto a pagar para que el contenido propio se visualice más que el resto.
Desde el punto de vista técnico, los expertos conocen a la perfección cómo suceden estos sistemas, pero ¿qué hay del público general? ¿No se han preguntado nunca cómo funciona esta amplificación algorítmica? ¿Cuáles son los motivos reales específicos por los que la plataforma nos sugiere ese y no otro contenido? Entran en juego muchos factores que pueden implicar determinados sesgos, incluso, discriminación, que los responsables de estos sistemas intentan atajar, especialmente aquellos que se suman a la creciente ola de la bautizada como Inteligencia Artificial (IA) responsable.
Marlena Wisniak, directora jurídica del European Center for Not-for-Profit Law (ECNL) que trabajó en el antiguo equipo de gobernanza de contenidos en el equipo jurídico de Twitter; y Luca Belli, un científico de datos de la Universidad de Berkeley (California) publicaron hace un año un interesante trabajo con el que me he topado en el que proponen introducir medidas y métricas estandarizadas para mejorar el seguimiento y la medición de esta amplificación algorítmica.
Desde su punto de vista, podría recurrirse a un sistema similar a las etiquetas nutricionales, es decir, que en cada contenido, producto o servicio recomendado el consumidor o la consumidora pudiera conocer perfectamente de qué se trata, por qué lo está consumiendo y qué tipo de contenido se recomienda más. La propuesta de los expertos va más allá de las plataformas digitales de streaming o de comercio electrónico, mirando especialmente a las redes sociales. ¿Por qué nos aparecen determinados tuits en X, unas u otras imágenes en Instagram o unos vídeos concretos en TikTok?
La apuesta de Wisniak y Belli por una suerte de ‘etiquetas nutricionales’ de contenido implica que éstas deberían absolutamente dinámicas, esto es, actualizadas en tiempo real, pues la mayor parte del contenido está ligado a hechos o acontecimientos de actualidad, como es el caso de unas elecciones, una competición deportivas, un desastre natural, etc.
En esta misma línea, el artículo de los dos expertos sugiere que las plataformas informen sobre quiénes son los creadores que reciben una mayor exposición en relación con el tamaño de su base de seguidores; así como de la proporción de exposición que reciben los creadores de seguidores directos en comparación con otros usuarios que no los siguen explícitamente. De este modo, sería posible medir la amplificación de una manera más objetiva y abrir una conversación más inclusiva de la que pudieran participar desde el mundo académico, a las organizaciones internacionales, los propios moderadores de contenido o la misma sociedad civil.
Desde el punto de vista técnico, apuntan los autores del artículo, no es posible medir la amplificación de todas las cuentas de una plataforma, entre otras cuestiones por las implicaciones para la privacidad que tienen. Sin embargo, sí sería posible hacerlo con determinados grupos de interés o figuras públicas que, al fin y al cabo, son los que inciden en la primera línea del devenir de las democracias modernas.
Wisniak y Belli consideran que gracias a la comprensión y medición de la amplificación algorítmica es posible empoderar a determinado perfil de usuario, en especial a los colectivos más desfavorecidos o marginados que se encuentran ante un mayor riesgo de daños por el contenido al que son expuestos. El camino, no obstante, para alcanzar este punto es largo y repleto de desafíos, comenzando por la asignatura pendiente de una verdadera alfabetización digital de la que carecen, incluso, quienes se creen muy avezados con las redes sociales.
Queda mucho por investigar al respecto en aras de dotar a los y las usuarias de una mayor transparencia y el potencial es tal que, como concluyen los autores, que bien merecería la pena una mayor inversión en este empeño.
(Artículo en Público)
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