PP y Vox son como el mercurio

 

Vox vuelve a las andadas y pretende marcarse en Sevilla exactamente la misma jugada que en Burgos: supeditar la aprobación de los presupuestos municipales del PP a que éste retire las subvenciones a las ONG que asisten a la población migrante de la ciudad. En el caso castellano-leonés, lapresión popular hizo que la alcaldesa popular Cristina Ayala diera marcha atrás en una medida que había llegado a aceptar. En Sevilla está por ver; al sur de Despeñaperros el PP anda haciendo guiños a Vox.

El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, va tarde, no será capaz de cumplir con los plazos legales –como tantos otros ayuntamientos-. Incluso si aprobara el presupuesto hoy, no da tiempo a cumplir el plazo legal de exposición pública y habrá de iniciar 2025 con prórroga del de 2024 que, en realidad, se aprobó en agosto. Tal es la debilidad de su gobierno.

Ahora, se le ha echado el tiempo encima y le faltan apoyos para sacar adelante unas cuentas para 2025. El ala izquierda ya le ha negado el voto y Vox ha lanzado su órdago: o cumple con sus demandas racistas y xenófobas o habrá de ir a una cuestión de confianza. El partido de extrema derecha se quiere hacer notar, viendo cómo se mantiene como tercera fuerza política de Andalucía pero irrumpe el partido de Alvise Pérez, según el último barómetro del Centro de Estudios Andaluces (Centra).

Sanz, que asegura no haber visto esa enmienda de Vox, tiene la opción de ligar la moción de confianza a los presupuestos de 2025 y, como en el caso de Burgos, sacarlos adelante. Solo podría evitarlo si, rechazada la moción se presentara una moción de censura en el plazo de un mes, algo que solo sería posible si hicieran pinza PSOE y Podemos-IU con Vox, lo que es inimaginable.

Eso es lo único que salva a Sanz de, como hizo Ayala en Burgos, literalmente comerse con patatas la exigencia de Vox –aunque posteriormente el pueblo le hiciera la maniobra de Heimlich-. De lo contrario, ni lo dudaría, aunque fuera utilizando la creatividad legislativa como ha hecho ya el presidente Juan Manuel Moreno Bonilla laminando la acción social y borrando de un plumazo las subvenciones para las entidades sociales más pequeñas.

De nuevo, una y otra vez, volvemos al hecho de que la izquierda se rompe pero la derecha se escinde. Los zurdos, como les gusta a los fascistas ahora llamar al ala izquierda, se dividen de mala gana con sonados desencuentros; los siniestros, en cambio, se separan como el mercurio, con una fluidez tal que al menor contacto se vuelven a unir. En Andalucía lo estamos volviendo a sufrir y, de hecho, fue gracias a Vox como Moreno Bonilla llegó por primera vez a la presidencia.

Ahora, el PP goza de mayoría absoluta en Andalucía y, a pesar de ello, se marca jugadas un tanto extrañas con los presupuestos para 2025. Ya no es sólo que el propio PP proponga medio centenar de enmiendas a sus propios presupuestos –colando, entre otros, una subida del 30% en el impuesto al agua-, sino que en las enmiendas iniciales Moreno Bonilla ha aceptado nada menos que 17 propuestas de Vox frente a las seis que suman juntos PSOE-A, Por Andalucía y Adelante Andalucía. Éste último ha denunciado cómo “se le ve el plumero” al PP, pues las enmiendas aceptadas de Vox ascienden a 23 millones de euros frente a los ni siquiera 20.000 euros de la única aprobada a Adelante Andalucía (de un total de 194).

El partido de ultraderecha anda preocupado, por ejemplo, con dotar con medio millón de euros al turismo cinegético, tal y como se contemplan en la nueva hornada de enmiendas que el gobierno andaluz pasó a analizar.

Disponiendo de una mayoría absoluta que, además, según el último barómetro andaluz, está más que afianzada, ¿por qué Moreno Bonilla no toma la determinación de arrinconar a la extrema derecha? La respuesta, no por obvia, es menos inquietante: porque hay muchas más cosas que les unen que que les separen. Esta misma semana hemos conocido cómo al tiempo que el Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), dependiente de la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad; organiza capeas para jóvenes de 14 a 16 años, retira subvenciones a institutos para actividades formativas de prevención de la violencia de género.

La supuesta moderación de Moreno Bonilla se disuelve como un azucarillo. El ‘suavón’ como ironizan por estos lares quienes dicen tenerlo bien calado, efectivamente es como el mercurio: líquido, incluso ligeramente volátil a temperatura ambiente y tóxico, letal, y con el desmantelamiento de la Sanidad Pública que está realizando, me temo que esto último no es un eufemismo.

(Artículo en Público)

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